10/04/2020 -  4 minutos de lectura Por Laura Di Prisco

Nota del editor: Esta nota fue publicada originalmente en RRHHDigital, el 6 de abril de 2020.

Convertir la vida laboral en una experiencia significativa es fundamental para alcanzar un mejor desempeño de las personas que forman una organización. Hoy más que nunca con la exigencia adicional del teletrabajo, que pone a prueba todos nuestros procesos y equipos.

5 cosas que aprendimos del teletrabajo antes del Coronavirus

Para lograrlo, es necesario transformar la empresa para que sean más transparente, en la que el desarrollo de las personas está en el centro, dirigido desde un balance entre la libertad y la responsabilidad; donde la autonomía, la flexibilidad y la capacidad de decisión se convierten en elementos fundamentales. 

Estos valores son las que permiten mantener la cohesión de los equipos más allá de las variables espacio temporales, y nos ayudan a mantener una cultura de trabajo traccionada por un propósito u objetivo común.

Work from home: De la excepción a la regla

 

Esta transformación supone un recorrido retador, pues discute con todo lo que hemos aprendido sobre el mundo del trabajo. En Findasense, desde el año 2016 comenzamos a indagar e implementar una cultura organizativa más madura, cuyo foco fueran los roles y no las jerarquías, como la Holacracia o las Organizaciones TEAL.  Pero fue hasta finales de 2018 que nos pusimos en contacto con K2K Emocionando, con quienes estamos implementando el Estilo NER (Nuevo Estilo de Relaciones).

Organizaciones teal: de la jerarquía al propósito

Este estilo nos otorga la oportunidad de cambiar nuestra mentalidad y nuestra forma de entender y hacer el trabajo, en 5 grandes áreas de transformación.

  1. Cambio personal: tiene que ver con la madurez y responsabilidad psicológica, de trabajar en equipo y de forma colaborativa, de asumir que nuestras responsabilidades se distribuyen según las funciones de roles dinámicos y no cargos estancos. Es entender que ya no podemos depositar la responsabilidad en el “jefe”. Este proceso de madurez profesional es vital para la transformación de toda la organización.
  2. Cambios de estructura organizacional: los equipos se configuran por área de conocimiento o funciones, donde las personas eligen a su representante (líder), basados en su experiencia, conocimientos y aporte de valor al proyecto, y no por variables como el salario o la antigüedad. Al trabajar en este aspecto, descubriremos que nuestra estructura organizacional pasa a centrarse en nuestras propias prácticas o campos de conocimiento para luego adaptarse a las necesidades de los clientes y proyectos, no a la inversa. Esto da un nuevo impulso a nuestros líderes, que deben empoderarse para proponer constantes mejoras e innovación.
  3. Transparencia: todo el mundo debe tener acceso a la información para poder tomar mejores decisiones, de lo contrario, difícilmente se logrará la autogestión. En este sentido trabajamos sobre la transparencia del negocio (clientes, contratos, facturación, pedidos, etc), la transparencia financiera (resultados, costos, salarios, tesorería, etc.) y transparencia en las relaciones (herramientas de comunicación, feedback 360º, 1on1s, reconocimiento, reuniones de equipo, etc.) y dando visibilidad a todo aquello que permita tener un entendimiento de la organización y sus necesidades.
  4. Aspectos socio laborales: es lo que atañe a las condiciones del trabajo. Es una área de trabajo muy sensible de nuestra transformación organizacional, ya que su objetivo es establecer niveles salariales transparentes, justos respecto al mercado y que no se negocian individualmente con un jefe sino a través de flujos de ascenso claros y equitativos. Asimismo, se priorizan los contratos laborales indefinidos, brindando beneficios que apunten a un bienestar integral, diseñando procesos estandarizados de contratación, evaluación y desarrollo, así como el reparto de beneficios (Profit Sharing).
  5. Aspectos económico financieros: los empleados y toda la organización deben conocer y entender qué implica cada concepto financiero para ser capaces de  interpretar los resultados y estados financieros de la operación. De esta forma, todos se podrán hacer responsables de los mismos, comprendiendo y participando en las decisiones que afectan a la empresa de forma consciente. Esto nos permite fomentar la implicación de todos en el propósito de la organización y poner foco en conjunto hacia los objetivos de negocio.

El reto de trabajar sin jefes

Borrar definitivamente las jerarquías en el funcionamiento del día a días es uno de los principales retos para las empresas, ya que implica mucha persistencia y consistencia para no volver a los antiguos patrones de comportamiento y relaciones internas, muy enraizados en la cultura del trabajo. Pero es fundamental para lograr autonomía y sistemas de toma de decisiones más flexibles que necesitamos hoy, y más allá del teletrabajo que la cuarentena nos impone.

Para que esta transformación suceda, es fundamental que todas las personas de la organización conecten con la realidad del negocio, comprendan cómo sus acciones y roles impactan en los resultados de la operación, para poner en perspectiva las necesidades e intereses de la organización respecto a sus intereses individuales o personales. Es decir, que sus propósitos profesionales y de vida estén alineados al propósito de la compañía.  

Para esto es necesario establecer espacios y sistemas que permitan dar visibilidad potenciando la confianza y el compromiso entre las partes, donde los representantes de los diferentes equipos tengan la posibilidad de compartir ideas, anticipar retos y participar en la toma de decisiones que afecten a la organización de forma transparente y segura, mucho más ahora que tenemos que estar separados.